El láser de CO2 fue introducido, por primera vez, en 1964 por Patel, representando un láser quirúrgico ideal para tejidos blandos, gracias a sus características de alta absorción de agua y termocoagulación que permiten tanto la cauterización de pequeños vasos sanguíneos como una excelente y rápida hemostasia 9. La versatilidad del láser de CO2 garantiza una gran precisión durante la incisión quirúrgica, escisión, vaporización y coagulación.
Los meta análisis demuestran que la circuncisión con láser tiene el potencial de superar a la cirugía convencional, gracias a un tiempo quirúrgico más rápido con el láser de CO2, con menos dolor perioperatorio y menores tasas de pene enterrado, cicatrices y aspecto inaceptable, tanto en adultos como en niños.